Quedará grabado en la memoria.

Esperábamos un Sant Boi especial y lo hemos tenido. Aunque por lo visto no se ha entendido bien el guión que escribimos. Estábamos deseando volver a vivir nuestro Sant Jordi y hacerlo sin mascarillas (al menos no con esa obligación), pero el clima se interpuso y afloró con la lluvia y viento. Perdón, ¿he dicho lluvia?, pues rectifico. Se nos echó encima con una granizada inusual. Hacía mucho tiempo que no veía algo así. Y mucho menos encima de toda la exposición de libros que las librerías tenían montadas. Fue bestial.

Estaba todo preparado, tanto en las librería como en la carpa d’AUTORS LOCALS. Con el cartel donde detallaba a la hora que estaría cada uno de los escritores y escritoras.

Y hasta los de TV3 nos hicieron una entrevista en mitad de la Plaza del Ayuntamiento, lugar neurálgico de nuestra localidad y con un sol que deslumbraba después de que hubiese dejado de llover a las nueve y media y hubiésemos creído que el día iba a continuar así.

Muy lejos de eso estábamos sin saberlo. En menos de diez minutos, justo cuando me metía en la carpa de la librería Abacus para sentarme a firmar ejemplares, se abrió el cielo y cayó la granizada del siglo.

Volvió a salir el sol, y aunque muchos de los libros se mojaron por haber sido imposible cubrirlos con los plásticos (por la precipitación con la que empezó a caer agua y granizo sin ningún previo aviso), empezamos a despejar plásticos, retirar los cubre mesas mojados y a secar aquellos libros (algunos difícilmente se podrán salvar). Creyendo que podría ocurrir aprovechamos para proceder a las firmas de aquellos que habían tenido la voluntad de aguantar esperando a que arreciase (desde aquí mis agradecimientos). Para muestra, algunas de las personas que incluso aguantaron para inmortalizar el acto.

Vamos a resignarnos. No fue como esperábamos, pero fue. Y se notó en la gente que, mientras duró, paseo y disfruto de este mojado Sant Jordi.