OLGA en CASAL L’OLIVERA – 18 NOVIEMBRE 2016
Presentación de OLGA en el Casal de La Olivera de Sant Boi.
Este viernes pasado, 18 de noviembre, tuve el honor de presentar mi segunda novela: OLGA.
Por múltiples motivos elegí hacerlo en la Sala de Actos del Casal L’Olivera de Sant Boi (localidad donde resido), pero una de las principales razones era porque tenía la sensación de que iban a acudir bastantes personas (llamarme optimista si queréis).
Cuando vi que el aforo de la sala era de 150 personas, pensé que me había equivocado; que se vería muy vacío y desangelado y que el acto podría resultar frío, pero ya no había marcha atrás. La solución sería en poner las sillas separadas (de esa manera rellenaba más espacio).
Con Sergio, el responsable del Casal, dispusimos colocar las mesas (para el pequeño catering que tenía preparado y las copas del cava que se iba a servir) y repartir 90 sillas de manera estratégica, intentando con ello rellenar todo aquel diáfano espacio.
A partir de ahí solo quedaba esperar el día y hora convenida para hacer la presentación, rezando que todos aquellas personas que me habían dicho que iban a acudir lo hicieran. El miedo era «las sillas vacías».
Los días previos me resultaron alentadores porque eran muchos los que me habían asegurado que iban a venir, más de 90, pero… ya se sabe…, luego pasan cosas y no vienen. Cosas como las que le pasó a nuestra alcaldesa Lluisa Moret, que por motivos de hospitalización de un familiar, justificó su ausencia y cedió su lugar a José Manuel González, regidor de cultura, al que por infortunios de la vida tampoco pudo asistir, quedando finalmente asignado al acto el señor Juan Manuel Tamayo, teniente alcalde y encargado, entre otras tareas, la de relaciones públicas y protocolo (al que tengo que decir que estuvo genial y demostró haberse mirado la novela, o al menos tomar una notas de ella y poder hacer, como así fue, una brillante apertura del acto.
Tal y como iban llegando los asistentes, fui saludándoles e invitándoles a que tomaran asiento. Muchos de ellos acudieron directo a solicitar un ejemplar de la novela para que se la dedicara, mostrando una impaciencia que me abrumaba (algunos de ellos porque tenían que marcharse antes de que acabase el acto y temían quedarse sin mi dedicatoria). Todo ello me superaba. Eso y el ver que ocupaban las sillas que yo temía no llenar.
En cuanto nos sentamos en la mesa para iniciar la presentación, la palabra la tomó Xavier Borrell y nos presentó, tanto a mí como al señor Tamayo, dándole su turno de palabra.
Cuando el micrófono paso de nuevo a manos de Xavier Borrell, fue cuando sucumbí ante lo que realmente es Xavi, un gran orador, acostumbrado a tener un micro delante suyo. Como crítico literario y como escritor supo darle cuerpo al libro que había venido a presentar y a un servidor como autor del mismo. Una introducción genial, tal y como era de esperar, en la que estuvo apunto de dejarme sin posibilidad de que yo pudiera articular palabra alguna. Lo que opinó sobre mí como persona provocó que mis pulsaciones, que normalmente las tengo entre 50 y 55 por minuto, pasaran de las 200. Fue una presentación sublime.
Mi parlamento, con miedos de no ser una perorata, se inicio agradeciendo a todas las personas que estaban sentadas frente mí y a mis dos acompañantes de mesa presidencial. Personas que me tenían casi obnubilado por muchas razones: por molestarse un viernes por la tarde en acudir a un acto que les iba a ocupar como mínimo un par de horas, personas algunas que habían venido de muy lejos (Reus, Sabadell, Matraró, Badalona, Barcelona, etc). Vecinos, familiares y amigos de todos los sectores y ámbitos de mi vida particular y profesional.
No dejaba de ver como aquellas casi doscientas personas (entre los sentados, los que estaban de pie al final de la sala y los que se iban asomando desde el pasillo porque no cabían todos, ya que el aforo no lo permitía) me miraban atentamente mientras yo trataba de explicar de que iba la historia de Gumer (Gumersindo Hierro), el detective y Olga, posiblemente la principal protagonista.
Durante una hora que duró los parlamentos de los allí sentados frente al gran público, y en concreto cuando me tocó mi disertación, fui contestando a varias de las preguntas que me formularon (algunas de ellas con cierta inquina para tratar de que les desvelara cosas que no podía), tratando de dar un toque de humor para que el acto fuera lo mas jovial y ameno posible.
Enseguida se levantaron los asistentes y como una marabunta se agolparon frente a mi mesa con uno o varios ejemplares (algunos de ellos tenían encargos) para que se los dedicase. Cuando levanté la cabeza no me podía creer lo que allí estaba viendo. Cientos de personas haciendo cola (una cola que duro una hora y media) para que le firmara la novela y poderse hacer una fotografía conmigo.
Si esto no es subidón, explicarme lo qué es. No lo había vivido nunca (Y eso que la presentación de mi primera novela también fue masiva, habiendo acudido a ella más de 150 personas).
Traté de posar con cada uno de ellos, individualmente, en pareja o en grupo, aunque alguno se acercaba, por algún rincón, disculpándose por no poderse quedar y pidiéndome vernos en otra ocasión para que les pudiera firmar el ejemplar que llevaban en la mano.
¿Podéis creerlo? disculpándose.
¡Por Dios!, disculparme a mí por no haber sido capaz de atenderos a todos como merecéis.
Un acto en el que lamento no haber podido dedicar unos minutos a cada uno de los asistentes, y tomarme una copa de cava con vosotros y agradeceros vuestra presencia.
Espero haber estado a la altura de vuestras pretensiones como amigo, como escritor no pido tanto, solo que os entretenga esta historia que, perfectamente, cualquier día, me puede pasar a mí o a cualquiera de los que tenemos esta profesión.
No puedo más que agradeceros una vez más el haberme acompañado.
Os dejo algunas de las imágenes que hemos podido capturar y que quedarán para siempre como recuerdo de este, para mí, gran día. Fotografías que me fueron haciendo. Si alguno tiene más y quiere que las inserte aquí, estaré encantado de que me las hagáis llegar.
REPITO, GRACIAS