Me tienen por una persona exageradamente exigente, sobre todo en el plano profesional.
Cierto es que me gusta el orden. Y no me refiero a ser ordenado, sino a la consideración hacia los demás. Me gusta la disciplina y el respeto.
Creo que todos debemos respetarnos mutuamente y ser solidarios. Cada uno tiene una idea de las cosas, una opinión personal, y no por ello tiene que ser igual a la nuestra; pero mis cincuenta años de vida, que por ello lo son también de experiencia, me han llevado a pensar que el ser humano, en general, no es así.
Un minuto tiene sesenta segundos y sin embargo no tiene ningún primero.